En un contexto de creciente interés por fortalecer el bienestar laboral y familiar, la senadora Alejandra Berenice Arias Trevilla, del Grupo Parlamentario de Morena, ha propuesto una reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) para que el Viernes Santo sea considerado un día de descanso obligatorio para todos los trabajadores del país. La iniciativa, presentada ante el Senado, pretende modificar el artículo 74 de la LFT, añadiendo una nueva fracción (X) que reconozca esta fecha como un derecho universal para los colaboradores.
La propuesta surge en respuesta a una realidad que afecta a miles de trabajadores mexicanos: aunque la Semana Santa es una de las celebraciones religiosas más importantes del país, no todos los empleados tienen acceso a un descanso remunerado durante este periodo. Si bien muchas empresas y organismos consideran estos días como vacaciones, no está oficialmente establecido que el viernes santo sea un día de asueto obligatorio, lo que genera desigualdad entre los distintos sectores laborales.
Un derecho para el bienestar familiar y social
En la exposición de motivos que acompaña la propuesta, Arias Trevilla argumenta que la falta de un descanso oficial en esta fecha ha generado una disparidad en las oportunidades de los trabajadores para disfrutar de este periodo festivo.
“Muchos trabajadores no pueden acceder a este espacio de desconexión y convivencia familiar, lo que genera una desigualdad en el derecho al descanso, impactando no sólo el bienestar emocional y físico de las personas, sino también en la posibilidad de aprovechar este tiempo como una oportunidad para fortalecer las relaciones sociales”, señala la senadora.
La Semana Santa, según la iniciativa, debe ser vista como una oportunidad no solo para el descanso físico, sino también para la reconexión familiar. En este sentido, la senadora recuerda que a nivel educación básica, los estudiantes disfrutan de dos semanas de descanso, incluyendo la Semana Santa y la Pascua. Por tanto, otorgar el viernes santo como día de descanso obligatorio permitiría a las familias mexicanas compartir tiempo de calidad sin las presiones cotidianas, algo que podría tener un impacto positivo en la salud emocional y mental de los trabajadores.
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Impacto en la salud y la productividad
Además del aspecto familiar y social, la senadora destaca la relevancia de este descanso en términos de salud. De acuerdo con la Secretaría de Salud del Gobierno de México, el descanso adecuado es esencial para el bienestar integral, ya que contribuye al equilibrio de los sistemas inmunológicos, cardiovascular, metabólico y neurológico del cuerpo. Por ello, Arias Trevilla subraya que promover días de descanso como el viernes santo no solo es un beneficio para los trabajadores, sino una medida que también puede impactar positivamente en la productividad a largo plazo.
El viernes santo como parte del calendario nacional
De aprobarse esta reforma, el viernes santo se sumaría a los nueve días de descanso obligatorio ya establecidos en la LFT, que incluyen fechas como el 1 de enero (Año Nuevo), el 5 de febrero (Aniversario de la Constitución), el 21 de marzo (Natalicio de Benito Juárez) y el 25 de diciembre (Navidad), entre otros. El viernes santo sería el décimo día de descanso oficial, lo que ampliaría el número de días festivos en el calendario laboral mexicano.
Este tipo de iniciativas no es nuevo en el Congreso, ya que existen al menos seis proyectos en ambas Cámaras que buscan ampliar el número de días de descanso obligatorio. Algunos de estos intentos anteriores propusieron sumar el 1 y 2 de noviembre (Día de Muertos), el 5 de mayo (Batalla de Puebla), el 12 de diciembre (Día de la Virgen de Guadalupe) y las jornadas de consulta popular, pero hasta el momento no se lograron aprobar.
Arias Trevilla concluye su propuesta destacando que esta reforma no solo es una medida que favorece la equidad entre los trabajadores, sino también una forma de reconocer la importancia cultural, social y económica de la Semana Santa en México. Al hacer del viernes santo un día de descanso obligatorio, se fomentaría un entorno laboral más justo y equilibrado, en el que todos los trabajadores puedan disfrutar de los beneficios de esta celebración religiosa, independientemente de su empleo o ubicación.